Gredos auténtico

Peñas y niebla en Gredos

Hoz del Río Dulce

Crónica de una marcha a Gredos pasada por agua

El título anterior quiere reflejar dos hechos, la marcha propiamente dicha y la lluvia que nos acompañó gran parte del trayecto.

Ya en la mañana del 26 de octubre de 2012 pensábamos que la climatología iba a ser el elemento perturbador del día porque así lo anunciaban las previsiones, pero lo que no sabíamos era que además iba a haber otro adicional que lo complicó aún más: un gran atasco para salir de Madrid.

Librado éste y con retraso sobre el horario previsto, nos encaminamos por la A-6 hacia Ávila y desde allí sin parar a Navarredonda para hacer una parada técnica en el Parador de Turismo de Gredos a fin de estirar las piernas, tomar un café servido diligentemente por dos camareros, y disfrutar del aire puro a 1.500 metros de altitud. Hasta entonces, la lluvia amenazaba pero no se presentaba y todos los excursionistas hacíamos cábalas sobre si finalmente llovería o no.

Fue al inicio de la carretera a la Plataforma de Gredos cuando empezamos a sentir unas gotas en los cristales del autobús que fueron aumentando según íbamos ascendiendo, y ya llegando al destino se transformaron en una lluvia continua, no muy copiosa pero persistente, que hizo dudar a algunos (pocos) de los excursionistas sobre la conveniencia de iniciar la marcha. Finalmente nos preparamos y comenzamos la senda marcándonos como destino llegar al Refugio de reguero llano.

El camino no fue precisamente un paseo porque a las irregularidades de las piedras donde íbamos pisando (lo cual era conocido), se sumó el agua que descendía de la montaña y que en ocasiones cubría toda la senda, con lo cual se produjeron algunas deserciones de excursionistas que, bien por el esfuerzo de la ascensión bien por el agua del camino, prefirieron descender hasta el sitio seguro del autobús. Aproximadamente la mitad del grupo seguimos y seguimos, y finalmente llegamos al Refugio; eso sí, contentos por haber estado “luchando” contra las adversidades.

Dos excursionistas que al mismo tiempo son cantantes de Coral, Abilio y Candelas, tuvieron la genial idea de deleitarnos allí mismo con la canción/oración de Giuseppe de Marzi, Signore delle cime, ya que en la altitud en la que nos encontrábamos estábamos un poquito más cerca de los cielos y queríamos tener un cariñoso recuerdo a todos aquellos familiares y amigos que un día nos dejaron. Fueron unos momentos entrañables e inolvidables y todo un lujo para recordar siempre.

La comida la hicimos en el Restaurante Altogredos, con unos platos consistentes (migas, patatas revolconas y chuletón, entre otros), y bien servidos por Antonio y Fuensanta, a quien agradecimos todas las atenciones que nos dispensaron.

Por la tarde dio tiempo a parar en Ávila, contemplar la Muralla desde Los Cuatro Postes y dar un paseo por el casco histórico, naturalmente de nuevo acompañados de un agua fina que nos seguía acompañando. El regreso en autobús también estuvo repleto de risas, buen humor y de una sorpresa inesperada: otro excursionista, José María Bermúdez, nos entusiasmó cantando unas joticas aragonesas y navarras con una perfecta voz de tenor, con lo cual se ganó fuertes y prolongados aplausos.

En fin, un día perfecto y sin incidencias dignas de mención en el que la lluvia no nos quitó el buen humor, la ilusión y el agradable ambiente que se respiraba.

Félix Serrano

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