Reportaje fotográfico realizado por nuestro socio Francisco Montero.

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      Temprano el domingo 13 de octubre sale el primer grupo en autobús para comenzar el Camino de Santiago Portugués. Un segundo grupo lo hace más tarde, en avión, reuniéndonos todos en Tuy por la tarde.

      Galicia nos recibe con lluvia como no podía ser menos.

      El hotel está bien pero con el inconveniente de encontrarse muy alejado del centro por lo que la mayoría optó por no salir.

      El viaje es complicado ya que conviven dos grupos, los “caminantes” que haremos el camino y el grupo de los “turistas” que harán distintas excursiones por las mañanas, para reunirnos todos a la hora de comer, menos mal que contamos con la organización de Josefina y Rafael y por supuesto con Joaquín Pinilla sin el cual no hubiera salido todo tan fantástico como salió a pesar del diluvio que padecimos casi todos los días.

      El grupo de “los caminantes” lo componíamos una media de 20 unidades, con pequeñas deserciones e incorporaciones diarias según el estado físico. Es de señalar la camaradería que ha reinado entre todos los componentes, ni una sola queja del grupo de los “turistas”, cuando por las dificultades de la etapa y la climatología llegábamos algo tarde al punto de encuentro los “caminantes”. Sin duda los compañeros de AMBE lo mejor del viaje.

      Los que hacíamos el camino salíamos antes y Joaquín nos llevaba al punto de salida. Cuando estábamos todos reunidos, Lola nos leía una pequeña reflexión que nos animaba a comenzar la marcha, sirva de muestra la siguiente.

      Bienaventurado eres, peregrino, si descubres que el camino te abre los ojos a lo que no se ve.

      Bienaventurado eres, peregrino, si lo que más te preocupa no es llegar, sino llegar con los otros.

       Bienaventurado eres, peregrino, porque has descubierto que el camino comienza cuando se acaba.

       Bienaventurado eres, peregrino, si descubres que un paso atrás para ayudar a otro vale más que cien hacia delante sin mirar a tu lado.

        Bienaventurado eres, peregrino, si en el camino te encuentras contigo mismo.

        Bienaventurado eres, peregrino, si descubres que el camino tiene mucho de silencio; y el silencio, de oración; y la oración, de encuentro con el Padre que te espera.

        Una vez junto el grupo comíamos todos y el resto de la jornada la hacíamos en común.

        Los hoteles de Pontevedra y Santiago estaban acogedores y bien situados, resaltando la amabilidad del servicio en Santiago, se deshacían con nosotros.

        Como colofón tuvimos la maravillosa visita al Pórtico de la Gloria del maestro Mateo. Verdaderamente impresionante. La catedral está totalmente en obras, pero pudimos dar el abrazo al Apóstol y en un abarrotado Santiago pues había una excursión de 1.000 colombianos en viaje de incentivos, fuimos pasando la tarde hasta que llegó la hora de celebrar la Misa del Peregrino, donde Lola y Carlos leyeron las lecturas. Los que habíamos hecho el camino, ya teníamos la Compostela que Rafael nos había tramitado por la mañana.

        De despedida en el hotel y entre cánticos y conjuros degustamos una gran queimada, yéndonos alegres y tristes a la vez a nuestras habitaciones, ya que el viaje se terminaba y al día siguiente había que madrugar para la vuelta.

Francisco Montero