Hayedo de Montejo y Molino de La Hiruela

El 4 de noviembre de 2011 salimos de Madrid en un día típicamente otoñal: cielo nublado con amenaza de lluvia, y algo fresco. Sobretodo llevábamos un equipamiento pleno de ilusión y, cómo no, contábamos con botas, bastones, mochilas y varios paraguas además de que alguien llevaba algún bocadillo para reponer fuerzas.

Tuvimos que soportar un atasco monumental en la salida de Madrid, aunque llegamos al Centro de Recursos de Montejo de la Sierra con tiempo suficiente para recibir unas explicaciones durante algo más de media hora sobre la zona geográfica que íbamos a visitar. Después nos encaminamos en autobús al Hayedo (junto al Río Jarama, en el límite de las provincias de Madrid y Guadalajara) donde nos esperaban los guías que nos acompañarían durante todo el recorrido. Tras entrar en la zona protegida y admirar algunos ejemplares de hayas antiguas nos dividimos en dos grupos: el de los más audaces y el de los menos audaces; el primero haría la Senda del Mirador, que implicaba la subida del monte por la ladera este entre un bosque de hayas jóvenes con hojas que ya empezaban a tener ese color amarillo característico del otoño, mientras que el segundo grupo tomó un camino más sencillo y casi plano, la Senda del Río, pudiendo también deleitarse con los distintos ejemplares de árboles existentes: hayas, robles, acebos, bosque de ribera, y siempre acompañados con el sonido del agua cristalina del Jarama.

El primer grupo llegó al Mirador, siempre acompañados de nuestro guía, y desde allí se pudo admirar la frondosidad del Alto Jarama, las nubes bajas que estaban abrazado los montes, y el curso del río hacia un sur más abierto. Hubo tiempo de sacar fotografías para inmortalizar el momento. El segundo grupo también llegó al final de la Senda; eso sí, más descansados porque casi no tuvieron cuestas. Fotos durante todo el trayecto y regreso hacia la entrada donde nos reunimos todos para subir al autobús a fin de ir a comer.

La carretera hacia La Hiruela es de montaña y además tiene limitación de velocidad a menos de 50 km. por hora, por lo que pudimos admirar el paisaje de toda la zona y a los robles en su momento de cambio de color de la hoja. Pasamos también por un pequeño abedular con sus características hojas amarillas regadas por la lluvia.

La comida la hicimos en los dos restaurantes que hay en La Hiruela para lo cual nos volvimos a dividir en dos grupos, y tras la misma visitamos el pequeño Museo etnológico de esta localidad donde otro guía nos hizo ver o recordar cómo se vivía en aquella zona dos o más generaciones anteriores. Cuando terminamos, nos encaminamos hacia el Molino sobre el Jarama para lo cual descendimos por una senda con bajadas acusadas en algunos tramos, siempre pisando las hojas caídas de los árboles y con una pequeña lluvia fina que nos acompañaba. El guía puso en funcionamiento el Molino y todos los excursionistas pudimos ver cómo hasta 50 años antes se molía el cereal y cómo se separaba la harina del salvado, todo ello gracias a la fuerza del agua represada.

De nuevo volvimos al autobús, despacio porque teníamos que subir una cuesta similar a la que antes habíamos bajado, y cansados nos encaminamos hacia Madrid. Cuando pasamos el puerto de La Hiruela, algunos de nosotros pensamos que volvíamos a la civilización después de haber pasado un día en un sitio aparentemente lejano pero que en realidad estaba cerca de Madrid.